miércoles, 13 de mayo de 2015

¿Y si fuera ella? Cuando un instante perdura para siempre en la memoria de tus viajes

La chica de la playa de Ares, A Coruña.
Sucedió la primera vez que visité el norte del 'Paraíso', el norte de Galicia, hace ya muchos años. Al llegar a la playa de Ares, en A Coruña, lo primero que me impactó fue su ensenada rodeada por un gran espacio arbóreo. Afortunadamente para mí el tiempo no acompañaba en absoluto: cielo gris oscuro avisando tormenta con "aparato eléctrico" (cuando escucho tal expresión en los partes meteorológicos lo primero que me pregunto es si te va a caer un electrodoméstico del cielo), episodio que ya empezaba con el tradicional 'orballo', es decir, "pingas de agua en el suelo cuyo origen es la condensación de vapor de agua en la atmósfera", según el significado oficial.
Como siempre, los que me acompañaban se guarecieron en una cafetería y un servidor se echó a caminar por el paseo marítimo aprovechando que lloviznaba.
En esta región el clima impacta y de qué manera, pero la primera impresión que me llevé en este lugar no tardó en aparecer. La marea estaba baja, no había absolutamente ni un alma por el paseo marítimo, cuando observo una chica caminando sola por la orilla, sin prisa y con el semblante totalmente relajado al tiempo que mantenía su mirada en el horizonte de su vista.
¿Qué motivos puede tener una chica para caminar sola por la orilla de una playa en un día tan nublado y gris? Admito que me encantó, lo que me llevó a sacarle una foto mientras pensaba que se estaba empapando hasta decir basta.
Luego no tuve otra opción, o me quedaba quieto o la seguía porque me intrigaban los motivos que podía tener  para que le diese por caminar en plena lluvia por la orilla de aquella ensenada.
Poco tiempo después observé que cambiaba su ruta, casi antes de llegar a un pequeño acantilado para enfilar hacia el paseo marítimo, por lo que adelanté el paso para lograr coincidir con ella, adelantarla y darme la vuelta para contemplarla. Mientras pensaba... ¿y si fuera ella?
¡Diooos! Era guapísima. Reconozco que lo primero que me vino a la mente fue aplaudirle pero no quería romper el ruido de fondo del mar ni el silencio de su mirada.
La historia termina ahí. No la volví a ver y lo único que recuerdo son sus ojos de color marrón verdoso y el vuelo de su cabello a merced del viento. 
Pese a que la foto tiene sus años, nunca olvidaré verla caminar por aquella playa con esa luz, y recordar la sensación de dejar de sentir frío cuando la vi de cerca.
Hace unos días publiqué esta misma imagen en un post en mi cuenta de Facebook y una amiga de toda la vida, del resto de la vida que me queda por vivir, me preguntaba: "Carter ¿como periodista no te has planteado volver a Ares para indagar sobre quién era?".
Siempre pienso que volver a intentar revivir el pasado conlleva el riesgo de sentir una frustración porque no somos los mismos, ni sentimos de igual manera que en aquellos momentos. Nunca nada es igual porque todo cambia.
Sin embargo, cada vez que oigo citar ese lugar, siempre noto una sensación extraña en mi garganta, como si me faltase el aire durante unos segundos, ya que vuelvo a revivir aquel instante que perdura en mi memoria y con la misma inquietud de siempre, no saber quién era... 
© Copyright 2015