La chica de la playa de Ares, A Coruña. |
Como siempre, los que me acompañaban se guarecieron en una cafetería y un servidor se echó a caminar por el paseo marítimo aprovechando que lloviznaba.
En esta región el clima impacta y de qué manera, pero la primera impresión que me llevé en este lugar no tardó en aparecer. La marea estaba baja, no había absolutamente ni un alma por el paseo marítimo, cuando observo una chica caminando sola por la orilla, sin prisa y con el semblante totalmente relajado al tiempo que mantenía su mirada en el horizonte de su vista.
¿Qué motivos puede tener una chica para caminar sola por la orilla de una playa en un día tan nublado y gris? Admito que me encantó, lo que me llevó a sacarle una foto mientras pensaba que se estaba empapando hasta decir basta.
Luego no tuve otra opción, o me quedaba quieto o la seguía porque me intrigaban los motivos que podía tener para que le diese por caminar en plena lluvia por la orilla de aquella ensenada.
Poco tiempo después observé que cambiaba su ruta, casi antes de llegar a un pequeño acantilado para enfilar hacia el paseo marítimo, por lo que adelanté el paso para lograr coincidir con ella, adelantarla y darme la vuelta para contemplarla. Mientras pensaba... ¿y si fuera ella?
Poco tiempo después observé que cambiaba su ruta, casi antes de llegar a un pequeño acantilado para enfilar hacia el paseo marítimo, por lo que adelanté el paso para lograr coincidir con ella, adelantarla y darme la vuelta para contemplarla. Mientras pensaba... ¿y si fuera ella?
¡Diooos! Era guapísima. Reconozco que lo primero que me vino a la mente fue aplaudirle pero no quería romper el ruido de fondo del mar ni el silencio de su mirada.
La historia termina ahí. No la volví a ver y lo único que recuerdo son sus ojos de color marrón verdoso y el vuelo de su cabello a merced del viento.
Pese a que la foto tiene sus años, nunca olvidaré verla caminar por aquella playa con esa luz, y recordar la sensación de dejar de sentir frío cuando la vi de cerca.
Pese a que la foto tiene sus años, nunca olvidaré verla caminar por aquella playa con esa luz, y recordar la sensación de dejar de sentir frío cuando la vi de cerca.
Hace unos días publiqué esta misma imagen en un post en mi cuenta de Facebook y una amiga de toda la vida, del resto de la vida que me queda por vivir, me preguntaba: "Carter ¿como periodista no te has planteado volver a Ares para indagar sobre quién era?".
Siempre pienso que volver a intentar revivir el pasado conlleva el riesgo de sentir una frustración porque no somos los mismos, ni sentimos de igual manera que en aquellos momentos. Nunca nada es igual porque todo cambia.
Sin embargo, cada vez que oigo citar ese lugar, siempre noto una sensación extraña en mi garganta, como si me faltase el aire durante unos segundos, ya que vuelvo a revivir aquel instante que perdura en mi memoria y con la misma inquietud de siempre, no saber quién era...
© Copyright 2015
Sin embargo, cada vez que oigo citar ese lugar, siempre noto una sensación extraña en mi garganta, como si me faltase el aire durante unos segundos, ya que vuelvo a revivir aquel instante que perdura en mi memoria y con la misma inquietud de siempre, no saber quién era...
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Es precioso
ResponderEliminarMe emociono tu relato y me hace pensar en esos pequeños flashes de la vida que todos tenemos en forma de recuerdos
Graciassss
Muchísimas gracias, Chus, porque has sido tú quien me ha emocionado con tu comentario. Nunca imaginé que alguien se pudiese emocionar con el relato de esta historia. Como siempre y, una vez más, me has impresionado. Un beso, compañera.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. Y, quizás, sea bueno que no supieses nunca quien era ella porque así ese instante ha quedado congelado en el tiempo, conservando toda su magia. Un beso Carter. Espero tu siguiente historia.
ResponderEliminarA raíz de encontrarme con aquella foto y digitalizarla para narrar esta historia, he vuelto a recordarla con más frecuencia. Puede que tengas razón, Cinhalam, quizás, sea bueno no saber quién era, aunque admito que no dejo de pensar qué habrá sido de ella. A veces me pregunto si todavía existirá porque también es curioso que un desconocido te recuerde muchos años después sin tú saber que te recuerdan con tanta admiración. Qué cosas suceden en la vida ¿verdad? Muchas gracias por tu comentario y por tu apoyo y estímulo a mí trabajo. Un beso.
EliminarMe has sorprendido, me gusta que me sorprendan. Felicidades!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, África. Todo un honor tu comentario, máxime, viniendo de una gran escritora tan exigente como tú.
EliminarGalicia es Meiga en cuanto a ellas haberlas hailas.
ResponderEliminarCierto, Alfredo, pero no creo que la chica fuese una meiga. Al menos nunca me lo pareció aunque podía serlo. Quién sabe...
EliminarCompartir la intimidad de tu alma con los demás, te hace realmente libre. Un abrazo.
ResponderEliminarSobre todo si tienes la libertad de elegir a las personas con quien compartirla. Saludos.
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